En la margen izquierda del Arroyo Montero, La Agracea es testigo mudo de un antiguo esplendor que se advierte por la cantidad de edificaciones, especialmente me ha sorprendido la cantidad de hornos en la aldea, ya que es común encontrar en las aldeas uno o dos de uso comunitario, pero aquí prácticamente hay uno por cada casa.
Sería interesante si algun lector/a ha vivido o es descendiente de sus habitantes nos relatara el proceso de expropiación y abandono de la aldea.
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